Y entonces estábamos ahí felices y una vecina gritó todo eso que ya conté y huímos felizmente.
Tanto placer y tanta necesidad de compartir en la mirada y la fe no puede ser interrumpida por un accidente, verdad?
Gracias a todos, por el hospedaje a Ana y por las fotos, a Casa 13, a Octavio, a Pablo, a la Luli , a las Cuqui(sí, son 2), a Jose, a los que lo disfrutan.